El cliente no quiere un revolcón, quiere y necesita que le hagamos el amor

¡Una frase irreverente pero cargada de significado!

Entre una y otra acción la diferencia reside en la capacidad que tengamos de escuchar a nuestro cliente para seducirle, enamorarle y que nos recomiende como buenos amantes. Dicho de otra manera, si lo que buscamos es un sencillo comprador, cualquiera nos puede valer, pero si lo que queremos es un cliente, debemos de escuchar y entender lo que de verdad necesita de nosotros.

En estos momentos los departamentos comerciales son lo más parecido a un tuareg solitario en medio del desierto en busca de un oasis llamado CLIENTE. Y es que para crecer empresarialmente solo hay dos fórmulas: captar nuevos clientes o retener al cliente actual y hacer que éste nos consuma cada vez más. Y lo que es más importante, que nos recomiende y continúe la dinámica. Sólo entendiendo lo que de verdad necesita el cliente podremos hacer que su experiencia con nosotros sea satisfactoria. Pero, ¿le escuchamos? Sigue leyendo